El primer juego de computador que vi en mi vida fue un simulador de vuelo.
Era, en realidad, un par de líneas que hacían de horizonte y pista de aterrizaje, y un burdo panel de control que nunca llegué a entender del todo.
De tantas veces que choqué tengo el sonido grabado en mi cabeza.
Pero a punta de ensayo y error aprendí algo de aviones, al menos el lenguaje esencial, y los pasos básicos que implican despegar y aterrizar un avión.
Solo veinte años más tarde todos los pilotos comerciales en estados unidos deberían, por ley, pasar al menos 60 horas en simuladores de vuelo para obtener sus licencias.
Junto con el avance de la computación se han creado simulaciones cada vez más sofisticadas, desde autos de Fórmula 1 o maquinaria de minería, hasta programas que simulan situaciones corporativas para enseñar estrategia y management.
Las simulaciones son excelentes herramientas de aprendizaje.
Los alumnos se involucran más, aprenden haciendo, aceleran su proceso con feedback inmediato y hasta lo pasan mejor.
El éxito depende principalmente de que las simulaciones sean tanto realistas como personalizadas, para que las habilidades que se practican sean aplicables en los escenarios reales.
Los últimos desarrollos de inteligencia artificial expanden radicalmente el espacio de lo simulable.
Ahora que las máquinas pueden mantener conversaciones con humanos, es posible crear escenarios orientados al desarrollo de habilidades blandas.
Bots personalizados que asumen un personaje y se sitúan en una situación, como un bot simulando ser un cliente con un reclamo.
Así podemos practicar comunicación, en tiempo real, en un sin fin de escenarios, sin necesidad de ponernos en situaciones incómodas.
Sin duda, no hay como la experiencia real, pero la simulación nos prepara para la situación real, tal como los futbolistas entrenan incansablemente sus pases y tiros al arco con ejercicios de todo tipo.
¿Qué tal poder practicar 100 veces una llamada en frío, y después de cada llamada recibir feedback?
En Salesia creamos simulaciones de situaciones venta.
Los vendedores pueden entrenar cuantas veces quieran su discurso, en escenarios personalizados y con personajes virtuales de distintas dificultades.
Los vendedores se enganchan y aprenden, y los supervisores ven en detalle las habilidades de su fuerza.
¿Quieres probarlo?
Agenda una demo conmigo y te muestro cómo funciona.
- Nico (CEO de Salesia)
